Pentesilea

MADRINA

Yo, Pentesilea, he venido a hablarte de nosotras...

Soy Pentesilea...

…hija de la reina amazona Otrera y del dios olímpico de la guerra Ares. También nos han llamado hijas del dios griego de la guerra Ares. Para mucha gente, como amazona, soy una figura mitológica que nunca existió. He sido desterrada al reino de los mitos y las leyendas. Sin embargo, Homero nos hizo inmortales (a propósito o por accidente) y nos dio un lugar en su Ilíada como valientes mujeres guerreras.

Éramos un pueblo de mujeres que vivía junto al río Termodonte. Nuestra sociedad estaba gobernada por mujeres, y de la misma manera, en aquella época, tanto hombres como mujeres luchaban codo con codo, se respetaban y valoraban mutuamente. Algunas de nuestras valientes mujeres destacaban especialmente por su majestuosa presencia, energía y valor y, así, se convirtieron en líderes tribales.

Entre ellas me contaba yo, la reina Pentesilea. La fortuna nos sonreía, y poseíamos una enorme confianza en nosotras mismas. Nuestra señora y protectora era la diosa Artemisa, a la que construimos en Éfeso un templo que habría de pasar a la historia.
Sin embargo, también fui protagonista de tragedias, pues un día maté a mi hermana mientras cazaba ciervos. Solo encontré el amor en la muerte, cuando me mató Aquiles en la guerra de Troya, o eso narra la leyenda.

Los griegos ganaron la batalla, nuestro ejército fue destruido, y pronto todo nuestro pueblo desapareció. Nuestra forma de pensar, modo de vida e ideales murieron, enterradas entre las antiguas ruinas.

No obstante, fuimos heroínas, autodeterminadas, independientes y rebeldes, durante largo tiempo. La gente pintaba nuestras imágenes en objetos de arte y nos recordaba como heroicas figuras mitológicas. Aun en la muerte, nuestro espíritu permaneció vivo, como símbolo de la valentía de la mujer. Hemos sido fuente de inspiración y esperanza en tiempos de terror.

Nuestro espíritu sigue aquí, esperando el momento adecuado para resurgir. Esa esencia otorga fuerza y poder, anima e inspira.
A través de esta fundación que porta mi nombre, he decidido compartir el poderío de las amazonas y contar nuestra historia para que la gente nos evoque de nuevo.